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TESTIMONIO CIE - KIRI (Argelia)

  • Miguel Medrano
  • 9 oct 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 21 oct 2021



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"Vivir en la calle es vivir en la suciedad, en la pobreza, en el hambre. Vivir en la calle es Miseria. Vivir en la calle es vivir con el corazón vacío, en la soledad, en el frío de un mundo sin contacto, sin relación, sin cariño.

Yo he vivido así desde los 13 años, en mi país. Sin nadie más que algún compañero ocasional con quien compartir el tiempo y con el que cubrirte las espaldas.

Cuando ves tu final tan cerca, cuando el dejar de existir es una probabilidad alta de tu día a día, llega un momento en que te lo planteas más como una alternativa que como algo probable. Valoras dejar de existir como una liberación.

Entonces ¿por qué no coger una patera? Cuándo subes y te sientas en el bote no sabes si habrá mañana, puedes ser un muerto más de este mar, cementerio de miles. Sin lápidas, sin memoria, anónimo. Como las fosas comunes de las guerras, de los genocidios, vergüenza eterna de los países que cierran el Mediterráneo con sus costas.

Cuando subes a la patera esperas dejar atrás un pasado sin futuro, un país sin esperanza, a los delincuentes que los gobiernan, a un sistema que esclaviza, que se apropia para unos pocos de los bienes de la tierra que muchos habitamos; y adentrarte en un nuevo mundo que te dé una oportunidad de recuperar tu dignidad de ser humano.

Llegamos a un mundo de palabras sin contenido, acogida. Palabras escritas en papel mojado, bienvenidos. Que viste con palabras de bondad la ilegalidad de sus actos.

Mi vida aquí sería solitaria, por mucho tiempo vigilante por el riego constante de expulsión. Evitando miradas. Trabajo injusto, ilegal, indefenso. Pero no tengo mejor opción.

Esto o morir, mi viaje de regreso sería la última etapa, una etapa sin meta. Un cuerpo más en las aguas azules de un mar lleno de historias, morada final de los olvidados de hoy"

 
 
 

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